El título simplemente fue inspirado por una vieja canción lado B de la banda Pennywise, pero creo que se aplica a lo que uno suele experimentar cada vez que las fiestas de fin de año retornan.
Por un lado, al vivir en el hemisferio Sur, las Navidades suelen estar hundidas en un mas de sudor causado por el sofocante calor que queda en evidencia con un termómetro que raramente marca menos de 30° C. Por otro parte, los cortes de luz y las presiones y malestares diarios hacen que la gente parezca estar en estado de ebullición, haciendo temer que uno salga a la calle y que sea aplastado por algún conductor sulfurado por algo que le haya hecho perder los estribos. Claro está, que la posibilidad de quedar estampado bajo la rueda de algún vehículo automotor puede pasar cualquier día ordinario, al parecer a fin de año, la gente parece estar más apurada e impaciente; quizás simplemente sea la sensación de que todo se termina y la puerta se cerrará dejándonos fuera, pero es cuestión de verlo en perspectiva, ya que no es el fin del mundo, todo continua y pronto todo se renueva con un año nuevo.
Paralelamente, existe la cuestión exacerbada del consumismo tan evidente y explicito de una fiesta artificial como la Navidad. Mucha gente se ve presionada a sumirse en la marea de gastar dinero en objetos innecesarios para llenar un vacío creado por la necesidad de consumo de la sociedad capitalista posmodernista, la cual básicamente te hace sentir como la persona más inútil y desplazada si no tenes eso, lo que la propaganda te dice que ya mismo debes adquirir para que seas ‘cool’ y que estés ‘in’. No sabemos dentro de qué grupo de pertenencia o qué clase de sensaciones gratificantes te dará ese producto que es similar al que ya tienes, solamente que más nuevo, último modelo, que no podes prescindir de tener, sino no estás a la moda. Pero, ¿quiénes son los que dictaminan las modas?, ¿por qué nos dejamos manipular de este modo? ¿Podemos ir a contra corriente?. La verdad es que sí, hay que tener un poco de pensamiento libre generado por nosotros mismos, hay que permitirnos decir que no a lo que sentimos que se nos impone, hay que tratar de hace nuestros propios caminos, por más que nadar con viento y marea en contra, sea complicado, es algo posible.
En simultaneo con lo anterior, con todas esas personas que gastan el aguinaldo o quizás se endeudan con cuotas a futuro por tal de comprar todo lo que la Navidad demanda para que sea perfecta, existe el otro lado, el de la pesadilla para muchos de compartir en familia y tener que actuar decentemente para evitar el conflicto, cuando sabemos que las mechas para encenderse están por todos lados alrededor de la mesa, que tan rápido como alguno consuma una copita de alcohol de más, se le aflojará la lengua y comenzarán los roces; mientras otros invitados a la cena estarán semi conscientes por los efectos de comer ‘tan sanamente’ una dieta híper calórica basada para un clima invernal europeo… sin dejar de lado, a la pobre victima que ha tenido que disfrazarse de Papá Noel con su súper traje rojo sauna.
Ahora, algunos de ustedes me dirán, tu eres pesimista, solo le ves el lado malo, no ves la unión que conlleva esta fiesta en particular o su significado religioso, que trata de traernos paz ante el nacimiento de Jesús. Lamentablemente, debo decirles, sin intención de ofender a nadie, que la fecha también es arbitraría, fue decidida hacia fines del siglo IV en relación a la celebración del sol invictus, el cual está relacionado con el calendario agrícola europeo.
Pero entonces, ¿es todo una mentira?. La respuesta no sería ni un sí ni un no, cada uno decide qué creer, qué festejar, cómo hacerlo y con quiénes compartirlo. Yo podré solamente alertar desde mi humilde opinión acerca del frenesí sin sentido del consumismo que conlleva o de realizar prácticas que ni siquiera sabemos de dónde provienen o por qué las realizamos. Es un ejercicio más que deberíamos hacer, preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos y si nos sentimos bien con eso. Más allá de todo lo dicho con anterioridad, esta crítica pesimista podrá tratar de desprestigiar lo que se realiza sin cuestionamiento alguno, pero su corazón se alegra cuando ve que algún niño enfermo en un hospital o que trata de ser contenido en un orfanato u hogar, sonríe por un instante en sus difíciles vidas ante un grupo de personas que se acercaron con la excusa de las fiestas a darles un recuerdo inolvidable, el cambio estaría en que los buenos momentos y ese espíritu solidario esté día a día.
Pennywise "Christmas in Hell" Lyrics - MP3
Pennywise "Christmas in Hell" Lyrics - MP3
Consumismo - Link con escena de The Simpsons
Otra fecha celta cambiada para amoldarse años nuevos "fieles" (PD: Aguante los celtas).
ResponderEliminarPor lo menos no todos caen en el frenesí de las fiestas prefabricadas.
EliminarGenial que aun se lean los posts antiguos.
(Saludos bareligionario!)